Aunque no les prestemos demasiada atención, los pies son una zona muy sensible de nuestro cuerpo. Están formados por 26 huesos unidos por una red de 107 ligamentos, 19 músculos y 33 articulaciones, en los que confluyen todas las terminaciones nerviosas. De esta manera, las consecuencias de sus malos cuidados, además de perjudicar la estética, se reflejan en otras partes del organismo.
Nuestros pies son los que aguantan el peso de todo el cuerpo. Pero eso no es todo. Además de los golpes que les damos cuando corremos o saltamos, también soportan, en algunos casos, los probables kilos de sobrepeso, y todo lo que cargamos a diario, como la cartera o la mochila.
La mayoría de los problemas de los pies se pueden curar o evitar cuidándolos mejor y usando un calzado adecuado. Sin embargo, existen algunas condiciones que son hereditarias y que tienen poco arreglo, como por ejemplo el pie plano. Pocos ejercicios pueden curar ese defecto porque la fuerza que tiene el arco del pie no depende de los músculos, sino de los huesos y de los ligamentos. Por cierto que hay ejercicios simples que pueden ayudar a los pies cansados, tales como levantar un lápiz con los dedos, pero éstos no alteran su forma.
Una rutina saludable
Las técnicas a las que se pueden recurrir para mantener los pies suaves, humectados y libres de asperezas son muy simples, unos pocos minutos y no demasiada constancia. Aquí les damos algunos tips para el mantenimiento de los pies:
3. Luego, para pulir y suavizar las durezas, se debe recurrir a una piedra pómez o escofina. Con los pies mojados y enjabonados (nunca deben pasarse sobre los pies secos, porque la piel se agrieta y se abre), se deben realizar movimientos circulares en áreas claves como los talones, la planta, las yemas de los dedos y los laterales.
La Importancia Del Buen Calzado
La recomendación es comprarse zapatos cómodos y, en cuanto a la altura, le sugerimos que los más altos los reserve para cuando no tenga que caminar mucho o mantenerse de pie durante un largo período.
El zapato ideal debe medir, aproximadamente, unos centímetros más que el dedo más largo y debe ser lo suficientemente ancho para evitar que los pies queden acalambrados. No hay que engañarse a uno mismo. Si compramos un par de zapatos pensando que con el tiempo los vamos a domar, nunca nos servirán. El zapato debe ser cómodo desde el primer momento.
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